sábado, 28 de enero de 2017

La renovación imprescindible


Celebra estos días la Federación Regional de Enseñanza de CCOO DE Madrid su Congreso. Desconozco quienes van a presentarse a la dirección pero lo tengo claro: hay que renovarlo. Tras años de parálisis no me puede valer eso de «más vale lo malo conocido que ....»

En artículos  de hace cuatro o cinco años deje escrito lo que creo que debe cambiar en la Confederación: autocrítica sincera y petición de disculpas por las tarjetas black, (por Hostelería, por Canarias, por la formación); mayor democracia interna aprovechando Internet, las redes y los medios electrónicos; internacionalización de las luchas al margen de las burocracias sindicales internacionales; nuevas formas de pensar el conflicto social; y unidad sindical.

En el caso de Enseñanza la democratización interna y la reflexión sobre las formas  y métodos de lucha son fundamentales. Pero además ocurre que los dirigentes de enseñanza llevan más de 25 años en la dirección en diferentes puestos de la Federación y adaptándose a cualquier mayoría confederal sin problemas. La burocratización es inevitable así como la pérdida de contacto con la realidad de las aulas. Creo que es la hora de que alguien rompa la inercia, la rutina, la pasividad y la atonía en la que nos hemos metido.

La última oportunidad del sindicato, de esta dirección, aconteció en el curso 2012-13 cuando en medio de la gran movilización de la marea verde se opuso, con razón, a la huelga indefinida pero sin presentar una alternativa de movilización continuada, de presión permanente y el movimiento quedó estancado, paralizado. Y, finalmente, abandonado. Hemos hecho alguna huelga simbólica, convocada para cubrir el expediente, para lavarnos la cara, mientras seguimos en esta atonía y pasividad con la que soportamos congelaciones, recortes y retrocesos. Ningún horizonte optimista ni esperanzador.


He leído los documentos congresuales y no hay ninguna idea nueva, ilusionante que permita saber como vamos a pasar de la resignación a la esperanza. Por no haber, no hay ni autocrítica de nuestro pasado más reciente. Trabajo en un colegio atípico donde en las penúltimas elecciones más del 80% de la treintena de profesoras del claustro votaban a CCOO. En las últimas ese porcentaje se redujo a la mitad. Los votos perdidos se fueron a la CGT. Y entre las razones de este abandono el tema de las tarjetas black ocupaba un lugar principal. Y sin embargo, en nuestras ponencias es un tema ignorado como si nunca hubiera habido una dirección "rodolfista", como si nunca se hubiera apoyado a Rodolfo Benito contra Toxo. Acabaremos borrándole de las fotos como Stalin hizo con Trotski.

En la parte propositiva, la ristra de siempre de lugares comunes y tópicos. Nada que permita aventurar qué se propone para revertir la situación. Cómo recuperar y acumular fuerzas, cómo desgastar al adversario. 

El sindicato ha pasado a ser el hombre del tiempo, un personaje que nos anuncia borrascas y tormentas pero que no sabe como poner en marcha paraguas o pararrayos que nos permita salir indemnes de los malvados planes gubernamentales.

Lo dicho, más de 25 años en los cargos atrofia a cualquiera.

Así que: bienvenidas y bienvenidos sean los que traigan aire fresco al sindicato.